Autor: Alejandro Martí.
Mi habana,
Lúgubre, fría y derrumbada
Habana muere entre ruinas de antiguas fachadas
de calles oscuras, de calles sin almas.
Cruzando Ejido, buscando Centro Habana,
majestuosos hoteles que marcan la distancia
al obrero, al niño y al ama da casa.
El turista es el dueño, el nativo el perro de caza
ya no baila la mulata se prostituye en las calles
donde se cambia por nada.
Solo queda el azul del cielo y el verde esperanzas de sus playas
sus altas palmera danzan haciendo señales con el vaivén
de sus ramas, pidiendo socorro al mundo
condenando al yugo opresor del tirano.
La absurda ideología marxista,
que ata las cadenas de un pueblo a sus espalda.
Mi Habana,
que guarda entre sus viejos muro muerte y esclavitud
del que la colonizaba.
su viejo malecón que llega hasta el viejo imperio yanqui
de edificios y de estatuas de lo que fue su vida pasada.
Mi Habana,
Hoy que desde lo alto se ve desbastada
con sus grilletes puesto y siempre amenazada
por esa oz y el martillo puesto en su
propia garganta.
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